Por: Juan Diego Perdomo Alaba.
Si cada sujeto tomara
consciencia de no arrojar residuos sólidos a la calle, si utilizara -las pocas canecas- que hay para botar la basurita, el impacto
ecológico y de conservación de la ciudad mejoraría, así nos beneficiaríamos
todos.
Si cada peatón y conductor acatara
las normas de tránsito que a cada quien atañe, sin ventajas, arrogancias y egoísmos,
la precaria movilidad de la ciudad mejoraría.
Llegaríamos más rápido a nuestros destinos, los niveles de estrés se reducirían
y los índices de accidentalidad bajarían.
Si cada sujeto tomara
consciencia que su vecino tiene derecho al silencio y que el derecho a hacer
daño no existe, no nos eliminaríamos, no descalificaríamos al otro para
validarnos, craso error cotidiano.
Si cada individuo tomara
consciencia de la importancia de elegir bien a sus gobernantes, ya que de ese pequeño acto depende en gran
medida el futuro del lugar donde reside, el ladrón trabajaría, el indigente y
el drogadicto se resocializarían, la madre soltera no se llenaría de hijos y la
mayor de sus hijas no sería abusada. Hubiese más canecas y menos basuritas en
la calle...comprando conciencias a $20 mil en un carro sin papeles en regla, con
un jingle en ritmo de reggaetón a todo volumen que si acaso podrá moverse un
metro cada quince minutos.
Si luego de escoger un buen
dirigente usted se concienciara de cumplir con el pago de sus tributos, de 10
en 10 una comunidad tendría la calle que tanto pidió, el colegio que anheló y
la cancha que con recursos propios empezó y no terminó. Como diría el
columnista Héctor Riveros, “consensos colectivos para propósitos comunes”.
Quimera, lugar común…Romanticismo
diría usted que me lee. De acuerdo. También detesto leer lo que medio mundo ha
dicho. Pero si el otro medio no reacciona: ¿vale la pena seguir viviendo en un orden
de cosas donde impera el individualismo colectivo negativo, sin que nunca se
haga o pase nada?
Obras son amores y no buenas
razones, dice el adagio popular, el amor no es solo entre dos, debería ser una
acción individual de impacto colectivo.
Dejemos de un lado el
confort, emprendamos una acción individual, cualquiera, que repercuta en los
demás; quehacer que a la larga, terminará impactándonos.
Y como dicen los exitosos
del Coaching empresarial: “Solo llegas más rápido; en equipo lo harás más lejos”.
Cucayo: "El mal menor" debería dejar de ser la filosofía de vida de los cartageneros. "Así es que nos estamos mamando la ciudad" diría un ex concejal amigo.
Cucayo: "El mal menor" debería dejar de ser la filosofía de vida de los cartageneros. "Así es que nos estamos mamando la ciudad" diría un ex concejal amigo.
Foto cortesía @rinconinvisible
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