domingo, 5 de mayo de 2013

Acción individual de impacto colectivo


Por: Juan Diego Perdomo Alaba.

Si cada sujeto tomara consciencia de no arrojar residuos sólidos a la calle, si utilizara -las pocas canecas- que hay para botar la basurita, el impacto ecológico y de conservación de la ciudad mejoraría, así nos beneficiaríamos todos.

Si cada peatón y conductor acatara las normas de tránsito que a cada quien atañe, sin ventajas, arrogancias y egoísmos,  la precaria movilidad de la ciudad mejoraría. Llegaríamos más rápido a nuestros destinos, los niveles de estrés se reducirían y los índices de accidentalidad bajarían.

Si cada sujeto tomara consciencia  que su vecino tiene derecho al silencio y que el derecho a hacer daño no existe, no nos eliminaríamos, no descalificaríamos al otro para validarnos, craso error cotidiano.

Si cada individuo tomara consciencia de la importancia de elegir bien a sus gobernantes,  ya que de ese pequeño acto depende en gran medida el futuro del lugar donde reside, el ladrón trabajaría, el indigente y el drogadicto se resocializarían, la madre soltera no se llenaría de hijos y la mayor de sus hijas no sería abusada. Hubiese más canecas y menos basuritas en la calle...comprando conciencias a $20 mil en un carro sin papeles en regla, con un jingle en ritmo de reggaetón a todo volumen que si acaso podrá moverse un metro cada quince minutos.

Si luego de escoger un buen dirigente usted se concienciara de cumplir con el pago de sus tributos, de 10 en 10 una comunidad tendría la calle que tanto pidió, el colegio que anheló y la cancha que con recursos propios empezó y no terminó. Como diría el columnista Héctor Riveros, “consensos colectivos para propósitos comunes”.  

Quimera, lugar común…Romanticismo diría usted que me lee. De acuerdo. También detesto leer lo que medio mundo ha dicho. Pero si el otro medio no reacciona: ¿vale la pena seguir viviendo en un orden de cosas donde impera el individualismo colectivo negativo, sin que nunca se haga o pase nada?  

Obras son amores y no buenas razones, dice el adagio popular, el amor no es solo entre dos, debería ser una acción individual de impacto colectivo.

Dejemos de un lado el confort, emprendamos una acción individual, cualquiera, que repercuta en los demás; quehacer que a la larga, terminará impactándonos.

Y como dicen los exitosos del Coaching empresarial: “Solo llegas más rápido; en equipo lo harás más lejos”.

Cucayo: "El mal menor" debería dejar de ser la filosofía de vida de los cartageneros. "Así es que nos estamos mamando la ciudad" diría un ex concejal amigo. 

Foto cortesía @rinconinvisible 

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