miércoles, 22 de junio de 2011

Cuando conocí a Gabo


Por: Juan Diego Perdomo Alaba.
 
Nunca ha sido el santo de mi devoción. Irónicamente tampoco un  referente obligado en mi carrera (como sí lo es para muchos). Sin embargo, lo admiro como uno de los más grandes periodistas de la historia del país;  más que por el Nobel literario. 

A los lingüistas, escritores y profesionales de la literatura quienes se creen los dueños y señores de la gala estilística del castellano,  les choca cuando el periodismo invade sus predios, terrenos minados por la arrogancia y la altivez propia de los encopetados de la literatura de alto vuelo.

Es allí donde puedo encenderle una vela al Gabo,  a Juan Gossaín, Germán Santamaría, Juan José Hoyos,  Alberto Salcedo Ramos, Germán Castro Caicedo, José Alejandro Castaño, entre otros, quienes han hecho del periodismo narrativo, literario, o nuevo periodismo,  un género hermoso, inspirador y digno de los más aclamados premios de la literatura mundial. Sentido pésame a los adalides de la prosa amanerada y las florituras del abecedario. Cuestión de estilo dirán algunos. Finalmente, y para bien de quienes amamos la crónica y el reportaje, Gabo, tomó el consejo de su jefe de redacción en El Espectador, José 'El mono' Salgar: "torcerle el cuello al cisne".  

“Juan Diego, mi cariño para ti: Gabo”

1989. Tenía siete años. Eran épocas difíciles para el país:  mataban ministros, periodistas y candidatos presidenciales. Los estudiantes de la época en Bogotá luchaban por incluir una tal “séptima papeleta” para hacer una nueva constitución y yo, con los mocos afuera,  le hacia campaña al candidato presidencial César Gaviria cuando mamá me llevaba a pasear al centro de Cartagena: “Si no es Galán,  mi presidente es Gaviria, !viva el partido Liberal¡” vociferaba en un pintoresco busetón de la época en el que mi madre pagaba 50 pesos por los dos.

A esa edad, sufrí la separación de mis padres. Papá se fue de la casa pero venía a visitarme de vez en cuando. Era mi héroe. Lo era también (aún no recuerdo porqué), “Gabo, el de Aracataca”,  como se lo nombraba a papá. Yo soñaba con conocer al Nobel, se lo manifestaba a mis padres cuando lo veía en la tele. 

En una de las últimas visitas de mi padre a Cartagena, antes de no volverlo a ver en años, salimos los tres al centro. Por esos días estaba feliz y orgulloso de haber visionado el devenir político del país: “Bienvenidos al futuro” emocionado concluía Gaviria en su recordado discurso de posesión. Los rostros de la gente en Cartagena eran de optimismo. Se hablaba de una salida negociada al conflicto armado y mano dura a los narcos de la época. Entretanto,  la nueva Constitución ilusionaba al vendedor de agua de coco, a la palenquera y al embolador.

Ese día llegamos a la notaría Primera ubicada en la Calle del Arzobispado, en el centro histórico de la ciudad.  Mi papás autenticaron documentos y discutían y se gritaban. Yo escuchaba,  tocaba todo, era preguntón.

Salimos de la notaría. Paseamos por la Plaza de la Proclamación y nos ubicamos en la entrada de la Calle del Arzobispado. Había muchas librerías y papelerías en ese sector.  De una, donde actualmente hay una joyería o un almacén de ropa, no sé,  salió un tipo viejón, cabello y espeso bigote mazamorrero cenizo con traje de operario azul con muchos bolsillos. Estamos justo en la esquina entre la sede de la gobernación de Bolívar y la Catedral, cuando mi padre señala con tono mesurado y viajado acento opita: “miren,  ahí está el Gabo” como quien se refiere a un viejo conocido.

Voltee y al verlo, me sorprendí y escondí en las naguas de mi mamá. No lo podía creer. “Mamita, mamita yo quiero saludarlo” entre sollozos decía.

-Papito deje la timidez y la pendejada, vaya salúdelo...

Yo seguía intimidado, fue un lapso eterno para mí.  Gabo no sé qué carajos hacía allí, parecía un empleado más. Al notar mi emoción, papá salvó el inefable e inolvidable momento.

-Camine y le pedimos un autógrafo al Gabo -dijo papá-.

Me agarró de la mano. Mi mamá se quedó en la esquina, entremos a la librería y papá lo llamó como quien saluda a un amigazo que no ve hace rato. 

-Gabito, qué ha habido…

Mi mente quedó en blanco. Me limité a mirarle los 'bigotones' y el enterizo azul que lucía. Todavía estaba entero Gabo, vigoroso, señorial.  Una mixtura entre un simple escritor caribeño y una estrella erigida en el firmamento. No supe o no recuerdo qué me dijo, ni qué habló con mi papá. Fue un momento que aún recuerdo con nitidez, pero que se congeló al instante de detallarlo, de palparlo, de olerlo.

Mis recuerdos se descongelan cuando Gabo,  pide un pedazo de papel a algún empleado del lugar.  Al rato,  le entregan un trozo de hoja de cuaderno contable. Allí estampa unas letras poco legibles a primera vista. El escritor mete sus dedos gruesos entre mi melena sin peinar y con la otra mano me lo entrega. Mi padre se despide de él. Lo perdí de vista. Salí dichoso pero estupefacto de la librería con mi autógrafo.

Conservé el invaluable regalo con tinta azul hasta los 20 años. Pasó de billetera en billetera hasta que en otra historia digna del realismo mágico del Nobel, (que merece otro relato), lo perdí: me robaron un canguro donde lo guardaba. Allí consigo, se perdió el fiel testimonio de cuando conocí a Gabo. Pero está intacto el recuerdo;  su enterizo azul, su labor de librero inusitado, su poblado bigote y mi cariño por su oficio primigenio, la del Gabo periodista.  

“Juan Diego, mi cariño para ti, Gabo”


lunes, 13 de junio de 2011

¿ENCUESTAS O ENGAÑOS ON LINE?


Por: Juan Diego Perdomo Alaba

“No tenemos preferencias por ningún (sic) candidato y nuestra (sic) encuestas son imparciales”

Eso reza la famosa aplicación en facebook,  que en la última semana ha causado controversia en los cientos de miles de simpatizantes de los candidatos a los diferentes cargos unipersonales y qué ahora,  está dedicada a medir las preferencias de los usuarios de esta famosa red virtual con respecto a los aspirantes a los cuerpos colegiados.

De acuerdo a información obtenida de su cuenta, “Encuestas On Line” es el “Primer sistema virtual en el departamento de Bolivar (sic) donde se medira (sic) la intencion (sic) de votos de los cibernautas y miembros de redes sociales con miras a las elecciones del 2011”

Su misión es “Ser un termometro (sic) de las intencion (sic) de voto de las Cartageneros y Bolivarenses” Así,  tal cual, con la misma buena letra de una encuestadora del más alto criterio y credibilidad.

“Encuestas On Line” es un engendro de manipulación mediática mercenaria creada al parecer, por una empresa llamada “Marketing Models Management M3” , una agencia cartagenera dedicada al modelaje, publicidad, logística de eventos y lanzamiento de marcas.

La dinámica logística de la encuesta es sencilla. Existe una página en facebook llamada “Encuestas On Line” que contiene una aplicación con la que es posible realizarlas. Cualquiera lo podría hacer.

Recién se cerraron las encuestas donde participaron los diferentes aspirantes a la alcaldía de Cartagena,  y a la gobernación del departamento de Bolívar. Los mismos usuarios eran los encargados de postular los nombres que serían votados.

Como cual escrutinio oficial, este remedo de encuesta dio a conocer los resultados dejando como ganador al ex Gobernador de Bolívar Miguel Raad Hernández para la alcaldía,  y al abogado Giovanni Meza a la gobernación;   seguido por pocos votos virtuales por el ex Secretario de Planeación del departamento Juan Carlos Gossaín Rognini.

La página en facebook de “Marketing Models Management M3” (como se podrá observar en su muro), apoya abiertamente la candidatura de Meza quien ya tiene antecedentes de mala conducta política cuando hace un par de meses,  Cartagena amaneció atiborrada con afiches alusivos a su campaña,  los que aún, perduran en postes y muros de las principales avenidas de la ciudad. Sin embargo, la campaña de Meza aseguró no tener nada que ver con el hecho, justificó el reprochable acto con un supuesto ataque de sus contradictores políticos;  conclusión,  que insulta la inteligencia de los cartageneros. Por el contrario, decir que sí incurrió en el hecho,  sería una perogrullada.

Lo que buscan estratégicamente los señores de “Marketing Models”,  al parecer, es el llamado de las diferentes campañas políticas para comprar sus encuestas y así éstas,  proyectar una percepción triunfalista (abstracta) ante las decenas de miles de usuarios que participan en las dinámicas del proselitismo virtual;  estrategia que aunque no gana votaciones, es un rasero importante de carácter bidireccional, tanto para la campaña de X candidato (que percibe y proyecta su favorabilidad) como para el elector quien tiende a apoyar al que mediáticamente esté arriba, en el top.

La invitación es a no caer en el engaño, en no dejar permear la red de las malas costumbres politiqueras que con máculas y esbirros intentan engañar a un electorado incauto. Es importante que en la democracia del conocimiento,  en el que se ha convertido la 2.0,  y quienes la usan (al que por cierto, todo el mundo debería tener acceso ahora que es derecho humano declarado por la ONU) no dén por sentado; reflexionen, indaguen y se moldeen conclusiones y criterios propios;   proceso éste generador de conocimiento y por ende,  de una democracia sólida.

jueves, 2 de junio de 2011

Un ángel bueno que no cree en Dios


Por: Juan Diego Perdomo Alaba

Un pendón hecho en panaflex -lona en la que se imprimen imágenes grandes-   de aproximadamente un metro con cincuenta centímetros por cada lado con un titulo en letras mayúsculas que dice “DIOS NO EXISTE”.  En el fondo de éste,  un paisaje rojizo con un sol resplandeciente y un párrafo de ocho líneas que pasa desapercibido ante la impresión que genera semejante titulo. Esto, es lo que todos los miércoles y viernes casi como un ritual expone Ángel Humberto Gutierrez,  en la Plaza de los Coches del centro amurallado de la ciudad de Cartagena.


“Esta es nuestra forma de dar a conocer el mensaje de Rael” -dice- en un tono de voz pausado, seguro y de acento neutro. Ángel,  lleva tres años difundiendo el movimiento al que pertenece en este lugar: el movimiento Raeliano. Una secta que argumenta que fuimos creados por una legión extraterrestre llamada Elohim. Los raelianos son una comunidad seguidora de la ciencia, la tecnología y la razón, liderados internacionalmente por un enigmático hombre francés; músico, periodista deportivo y ex piloto de automovilismo llamado Claude Vorilhon,  más conocido en el mundo como “Rael”.


Ángel,  de cuarenta y tres años de edad,  llega a las cuatro de la tarde con el pendón  enrollado;  siempre vestido de blanco,  camisa manga larga con un bolsillo al lado izquierdo donde guarda cerca de cien folletos fotocopiados con una lectura de nueve párrafos que hablan del  movimiento.  Pantalón de corte ancho, percudido pero bien cuidado y sandalias con tiras de cuero entrecruzadas que dejan ver sus pies grandes y uñas mal cortadas pero limpias.


El  cabello es una de sus características más notorias; es largo, llega a la mitad de la espalda de sus uno setenta y ocho de estatura, ondulado, negro y bastante reseco, se asoman algunas canas que me llaman mucho la atención, quizás,  porque son menos de las que tengo. Su rostro es redondo característico de la fisionomía de los oriundos del  Altiplano Cundiboyacense;  ojos café, profundos, sinceros,  reflejan confianza, armonía;  ademanes y expresiones tímidas y suaves.


Sus brazos son largos; sus manos grandes y ásperas,  delatan un oficio rudo, su modo de subsistencia: una ferretería ubicada en el Barrio Paseo de Bolívar, negocio que le administra a una pareja de antioqueños miembros fundadores del movimiento Raeliano en la ciudad y que Ángel,  atiende hace tres años, los mismos que lleva en la ciudad.  Ángel,  abre a las seis de la mañana y cierra a las siete de la noche.


Es una bodega grande con un pequeño cuarto y una cocineta donde preparan los alimentos. Allí,  Astrid,  su compañera;   una mujer nativa de  Lorica Córdoba,   blanca,  delgada,  con aspecto rudo pero de mirada dulce quien lo ha acompañado por cuatro años; incondicional e indispensable en las labores diarias de Ángel Humberto. Colaborando también está Edwin, un ayudante y  aprendiz que conoció Ángel hace ya dos años;  un hombre tímido, pequeño, de pocas palabras pero con deseos de aprender un poco de la sabiduría y doctrina de Ángel.


La habitación de Ángel y su compañera es un pequeño templo “Raeliano”, huele a humedad y conserva la esencia de los dos.  La cama es grande y dura;  las paredes están llenas de carteles alusivos a los eventos del movimiento a nivel nacional;  recortes de periódico, libros sobre “Rael” y un pendón gigantesco de dos metros con el símbolo del movimiento: una estrella de seis puntas con una cruz esvástica en la mitad que para  Ángel, son dos triángulos cruzados con una esvástica que significa paz y símbolo del infinito en el tiempo es decir,  la eternidad.


Un guardarropas improvisado hecho de varilla,  tejido con lazos plásticos de color azul y blanco de metro y medio,  donde colocan encima los elementos de aseo.  Una carpeta llena de papeles viejos y un spray para matar zancudos. Al lado izquierdo de la cama,  una mesa de noche café oscuro;  encima,  una caja de condones marca “Tulip”que -según ellos-  les quedó de un evento pro diversidad sexual -tema que apoyan y defienden -    


Saliendo de la improvisada alcoba hay una lavadora enorme. Más adelante está la nevera y en la puerta de ésta,  un papel sostenido por un imán que tiene escrito un cronograma de actividades en la cocina por día para cada una de las tres personas que viven allí;  Ángel, Astrid y Edwin. (Lavado de platos y preparación de alimentos).


Pero para Ángel,  su mejor batalla no la libra con los bultos de cemento que carga, ni las paladas de arena y gravilla que diariamente echa en los camiones; menos,  la forma de recatear el precio del cemento de sus asiduos clientes.  La verdadera batalla la tiene en la Plaza de los Coches,  cuando con pendón en mano, cada miércoles y viernes,  se ubica al frente de la segunda banca de izquierda a derecha en la parte posterior de laTorre del Reloj. Con decisión, seguridad y con la ayuda de Edwin o Astrid,  abren aquel muro de intolerancia en la que se ha convertido muchas veces el pendón para Ángel.


Al frente de ellos y paradójicamente se encuentra Jimmy;  un hombre negro, alto de cuello largo, camisa blanca, pantalón azul y corbata del mismo color;  predicando como él dice: “La palabra de Dios”. Una Biblia igual de añeja a su edad, aproximadamente unos treinta y cinco años;  una pequeña planta con una consola de sonido rustica y un micrófono para difundir su mensaje. Al frente,  Ángel y su eventual acompañante,  apostados durante  más de dos horas esperando la reacción de estudiantes, empleados, funcionarios públicos, turistas,  y uno que otro parroquiano fortuito que pase por la plaza.


La gente pasa, se sorprende, se ríe, murmura, mira;  en ocasiones indignada. Unos se detienen, otros toman fotos, algunos insultan, ofenden; otros se acercan y piden explicación del porqué – según él -  Dios no existe.


Pero Ángel,  un hombre sereno, cálido, armonioso,  paciente. Nacido en Choachí  Cundinamarca;  de padres católicos,  criado y educado en un seminario de Curas.  Administrador  hotelero;  ex aspirante a la alcaldía de su municipio.  Padre de Camila: una quinceañera radicada en Manizales a la que adora. Y contrario a lo que la gente pueda pensar de una persona que niega la existencia de Dios como creador del universo, Ángel,  expresa sus argumentos con la fluidez de una persona centrada,  convencida de sus ideales;  llena del conocimiento necesario para defender y  desarmar a cualquier persona racional. Lo hace con tolerancia, amor, respeto;  respeto que en algunos momentos le han faltado a tal punto - cuenta Ángel -  de tener que enfrentarse a  un grupo de desaforados evangélicos que arremetieron contra él, hasta intentar quemarle el cabello.


Este es Ángel Humberto,  un personaje fascinante que irradia buena energía, ameno, poseedor de  una cualidad envidiable: la humildad. Tímido pero seguro de sí mismo, de lo que hace y de lo que piensa. Su discurso ya lo conoce de memoria;   es mecánico, no omite ni una sola palabra;  pero cuando se rompe el hielo con él es más explicito, más elocuente;  mientras, mantiene la distancia con su interlocutor cuestionador.  De acuerdo a como se le aborde, así mismo Ángel reacciona, pero en todos los casos,  de una manera muy cordial, cortés y positiva.


Ahora usa brakets, según Ángel,  por un problema que tiene en el maxilar inferior. En tres meses le realizarán una cirugía para corregir el problema de su mordida en el consultorio odontológico de un viejo amigo en Bogotá. Allí aprovechará para ir a su pueblo y visitar a sus padres. En el municipio no lo quieren, pero su madre lo defiende y dice: “Mi hijo no cree en Dios , pero es una buena persona,  para qué más”. Y sí,  así es Ángel,  el hombre que un día me entregó una tarjeta de presentación escaneada en color azul con su nombre, número de celular, correos electrónicos de contacto y página web de su movimiento. Con una foto ubicada en el lado superior derecho; natural,  fresca, con una sonrisa hermosa, espontánea, casual;  de fondo,  el mar y el cielo completamente azul, con una leyenda que dice:  “Nada justifica la violencia…ni siquiera la libertad”.