domingo, 18 de noviembre de 2012

San Andrés Islas: más allá de las fronteras


Por: Juan Diego Perdomo Alaba

“The tall brewn girls and the strapping boys/The rolling waves on a uncon light night
And anywhere in the world you be/ San Andrés will be in your memory”

Fragmento “Beautiful San Andrés”

Mayo de 2006, desperté mareado. Eran las 7:00 a. m. y el ‘Gigante del Pacífico’ como le dicen los marinos colombianos al Buque ARC Buenaventura, surcaba los mares del Caribe colombiano insular, aquel que el próximo lunes, podríamos perder en un escritorio al otro lado del mundo, en la Haya.

En un primer fallo en 2007,  la CIJ (Corte Internacional de Justicia) confirmó la soberanía colombiana sobre las islas mayores de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Sin embargo, el Tribunal,   dejó en discusión la soberanía sobre los demás islotes y cayos, y consideró que en el Meridiano 82°, no podía asumirse la delimitación y, por tanto, se declaró competente para fijar una nueva.

Mareado y estropeado. Llevábamos cerca de día y medio navegando desde Coveñas, Sucre, donde se ubica el Centro de Formación y Entrenamiento de Infantería de Marina. A bordo del emblemático buque, una compañía de 74 Infantes incluido, dos Sub Oficiales  y una tripulación orgánica.

Me lavé la cara, cepillé los dientes y salí a babor: conocí a Dios. Suena panteísta, pero mis ojos se apabullaron ante semejante paraíso marino.  Aguas tranquilas con visos multicolores, un cordón de arrecifes coralinos fáciles de observar por la transparencia exótica del mar. 

Decenas de cientos de especies marinas. Pequeños islotes con vegetación frondosa que parecían algodones verdes esparcidos en la infinitud del agua de arco iris. Parecíamos cerca del cielo, estábamos en San Andrés.

Ese era nuestro destino Divino, ser trasladados luego de tres largos meses de entrenamiento, al Batallón de Policía Naval Militar Nº1, de la ninguneada y hermosa Isla.

Una Paraíso de contrastes

Experiencias, miles. Para un libro de sabrosas crónicas isleñas. Allá lo escribiré, en El Cove o en Sound Bay, sector San Luis, comiendo fruta pan con limón mientras el fogón de leña calienta para montar el caldero donde prepararé junto a mi amiga, Alicia Francis, un espeso ‘Rondón’ con bastante pig-tail  (cola de cerdo salado). De fondo, Lucky Dube,  quien desde el más allá, celebra el regreso del Festival de la Luna Verde del que un día fue protagonista.

Espero, cuando decida emprender mi odisea literaria, poderme encontrar una Isla distinta.

A pesar del paraíso geográfico y humano que encontré y dejé en 2008 cuando terminé mi servicio militar;  política,  administrativa y socioeconómicamente es una mierda. Impera la corrupción, sus últimas tres administraciones, de una misma casa política,  han sido ignominiosas. Tiene un Defensor del Pueblo vitalicio,  y lo que es peor, incompetente. Está superpoblado y la tasa de homicidios es alta. La criminalidad en la Isla yace gracias al narcotráfico, ya que es un corredor estratégico para sacar la droga hacía centro y norte América.

Desempleo alto y la salud en coma. El ‘Amor de Patria’ como se llama el nuevo hospital departamental, es un “Saludo a la bandera”.

El ostracismo al que históricamente ha sido sometido del Departamento Archipiélago  por parte del gobierno central (lo padecemos en toda la Región Caribe) aún persiste.

Para completar, si en la Haya fallan a favor de Nicaragua (según expertos internacionalistas es lo más probable), dicen los isleños, perderían su principal despensa pesquera, los cayos del norte. ¿Qué pasará? 

San Andrés separatista

Cuando pisé la isla, luego de desembarcar del coloso militar, en otro sector, militantes raizales del movimiento separatista AMEN SD, (Archipielago Movement for Etnic Native Self Determination, que traduce: Movimiento Archipiélago por la Autonomía Étnica Nativa) se tomaban la empresa generadora de energía de la Isla, SOPESA.

AMEN SD Ver blog: http://www.amen-sd.org/freedom/ es una sociedad que nació en 1999 que cuenta –según la organización- con 8 mil miembros entre profesionales, intelectuales, académicos y pastores bautistas, religión predominante  entre los raizales.  AMEN, en 2007 declaró la “independencia” de San Andrés en una  multitudinaria marcha donde quemó la bandera de Colombia e izaron la Raizal.

La pasamos mal ese día, fungimos de ESMAD, nos gritaban que nos fuéramos, que no querían más la presencia de la institucionalidad en el Archipiélago, que podían solos.

Se rumoraba se iban a tomar ‘Inravisión’,  la antena repetidora, la estación eléctrica, la Gobernación etc. Mientas tanto,  en el bajo mundo, se frotaban las manos, pues se avizoraba vía libre para pasar droga a demanda si los de AMEN, cumplían su objetivo: tomarse la isla.

No pasó a mayores, pero quedó el precedente, había un nuevo grupo de ‘indignados’ raizales, que para bien o mal, prendía un conato de insurrección y emancipación latente que aún persiste y está expectante del fallo internacional.

“Beautiful San Andrés”

Pero como dice este bellísimo calipso, compuesto en 1972 por María Cecilia Francis Hall, quiero volver a verte hermosa, San Andrés.

¡Para qué mierda las fronteras si no le importas a ninguno! ¿Quién carajos piensa en tu gente y tu porvenir? ¿Acaso los 15 magistrados de la CIJ, el Estado Colombiano, Ortega y sus embelecos expansionistas?

Cruzo dedos para que los nicas no se hagan a algunos de los cayos, sería un escenario complicado porque a pesar de que las Islas mayores no están en juego, sí quedarían enclavadas en mar nicaragüense. Ganaríamos en la medida que se fallé delimitando hacia el occidente de la Isla, pero ganaríamos más si el Gobierno Nacional mira hacía el Archipiélago –no con ojos de petrolero-  respetando su condición de Reserva de Biosfera Seaflower,  aprovechando su vocación turística y cultural y haciendo presencia –no somera- en el devenir de un resurgir insular de fondo y forma.

Sea lo que pase, queda para la historia de mi memoria, que coadyuvé salvaguardando, fusil en mano y en calzoncillos -literalmente- , la soberanía de uno de esos  hermosos cayos en disputa. La más extrema y bella experiencia de mi vida, un mes entre tú y el mar, de testigo el sol, las barracudas, las rayas, las inmensas tortugas de mar y las estrellas. 

Espero escribir con más detalle ese episodio allá mismo con León, mi hijo, decirle que esa arena blanca y gruesa que pisa es de Colombia y que el fallo de la Haya, los AMEN SD, el narcotráfico, la corruptela isleña y la desidia estatal son “materia olvidada”.  León, mientras tanto,  complacido y orgulloso, me tarareará  “Beautiful San Andrés”…

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